¡Hola viajeros! En marzo de 2023 decidimos embarcarnos en una aventura por Rumanía, un país que nos cautivó con su rica historia, paisajes impresionantes y leyendas fascinantes. Aprovechando que estaba embarazada de dos meses, mi pareja y yo quisimos hacer un viaje especial antes de que la barriga creciera más. Durante diez días, recorrimos el país de norte a sur, desde Cluj-Napoca hasta Bucarest, pasando por los misteriosos paisajes de Transilvania y explorando lugares llenos de encanto y misterio.
Rumanía, con sus más de 20 millones de habitantes, es un país situado en el corazón de Europa del Este, haciendo frontera con Ucrania, Moldavia, Bulgaria, Serbia y Hungría, y bañado por el mar Negro al este. Desde 2007 forma parte de la Unión Europea, lo que facilita mucho los trámites para los viajeros europeos. Lo que más me fascinó es cómo Rumanía es un islote de latinidad en medio de un océano eslavo, con un idioma y una cultura que mantienen fuertes raíces latinas.
La historia de este país es apasionante. Su nombre proviene de "Roma" o "Romània", como se llamaba a la parte oriental del Imperio Romano. Durante siglos, Rumanía ha sido un cruce de caminos entre Oriente y Occidente, lo que se refleja en su patrimonio cultural y arquitectónico. También es conocida por personajes históricos como Vlad III de Valaquia, más conocido como Vlad el Empalador, cuya figura inspiró la famosa novela de Bram Stoker, Drácula.
En este artículo, quiero compartir con vosotros nuestro itinerario detallado, anécdotas personales y consejos prácticos para que podáis disfrutar al máximo de este fascinante país. Si estáis buscando un destino lleno de historia, cultura y naturaleza, Rumanía es sin duda una opción ideal.
Llegamos a Cluj-Napoca vía Ryanair desde Barcelona, una de las ciudades más vibrantes de Transilvania, conocida por su ambiente universitario y su rica herencia cultural. Aterrizamos a primera hora de la tarde y dedicamos el día a explorar algunos de los puntos más importantes de la ciudad:
Esta catedral ortodoxa, con su impresionante cúpula de piedra y su interior decorado con frescos, es uno de los emblemas de Cluj-Napoca. Es el lugar perfecto para comenzar a adentrarte en la historia religiosa de Rumanía.
El centro histórico de la ciudad es un recorrido ideal para pasear, con plazas animadas y una mezcla de arquitectura barroca, neoclásica y moderna. Aprovechamos para probar algunos platos locales en un pequeño restaurante, ¡deliciosos!
Por la noche, tomamos un tren nocturno hacia Bucarest. Aunque el trayecto fue largo, dormir en el tren fue toda una experiencia y nos permitió optimizar el tiempo. He de decir, que dormir de noche en trenes por Europa, para dormirnos en un lugar y despertar en nuestra destinación final, cada vez nos encanta más. Es cómodo, práctico, te ahorras una noche de hotel, ya que el propio transporte se convierte en el lugar de dormir, y le da un punto romántico al viaje.
Llegamos a Bucarest, la capital de Rumanía, temprano por la mañana. Esta ciudad, conocida como la "Pequeña París", combina una mezcla única de arquitectura comunista, neoclásica y moderna.
Reservamos nuestra visita con antelación para no perder la oportunidad de entrar al Parlamento, el segundo edificio administrativo más grande del mundo. Pasear por sus opulentas salas es un recordatorio del legado comunista del país.
Por la tarde, nos unimos a un free tour para aprender más sobre el régimen de Ceaușescu. Visitamos lugares icónicos como el Triángulo del Poder, compuesto por edificios comunistas que reflejan la influencia de esa época en la arquitectura de la ciudad.
Cerramos el día cenando en el restaurante Ciorbarie, conocido por sus platos tradicionales a precios muy asequibles.
Realmente, si quieres conocer cómo fue nuestra ruta por Bucarest, te invito a leer el artículo que tenemos específico sobre esta ruta por la capital de Rumanía.
Este día lo dedicamos a explorar más rincones de la ciudad.
Una de las librerías más bonitas de Europa, con un diseño interior espectacular. Pasamos más de una hora disfrutando de su ambiente único.
Este majestuoso edificio es la sala de conciertos más importante del país. Nos maravillaron sus frescos y la rica historia cultural que alberga.
Por la noche, fuimos al espectáculo de luces y fuentes en Piata Unirii, un cierre perfecto para un día lleno de cultura.
El cuarto día de nuestra aventura en Rumanía comenzó temprano. Después de recoger el coche de alquiler en el aeropuerto de Otopeni, nos dirigimos hacia Sinaia, una hermosa localidad conocida como la "Perla de los Cárpatos". Este apodo no es casualidad: el paisaje que rodea Sinaia, con las montañas cubiertas de bosques y el aire fresco de los Cárpatos, crea un ambiente mágico que parece sacado de un cuento.
Nuestra primera parada fue el Castillo de Peles, una de las joyas arquitectónicas más emblemáticas de Rumanía. Aunque los lunes el interior está cerrado al público, simplemente pasear por sus alrededores es una experiencia en sí misma. Construido entre 1873 y 1914 por orden del rey Carlos I de Rumanía, el castillo es una obra maestra del estilo neorrenacentista alemán, combinando detalles arquitectónicos únicos con una ubicación privilegiada rodeada de naturaleza.
Nos encantó detenernos en los jardines, desde donde se puede admirar la fachada decorada con torres, esculturas y vitrales. Este lugar fue la residencia de verano de la familia real rumana y destaca por su modernidad para la época: fue el primer castillo de Europa en disponer de electricidad y calefacción central. Aunque no pudimos entrar, hicimos varias fotos que parecían postales gracias a la belleza del entorno.
A pocos pasos del Castillo de Peles se encuentra su "hermano pequeño", el Castillo de Pelisor. Este castillo, más íntimo y menos imponente que Peles, fue construido a finales del siglo XIX como residencia de verano para el príncipe heredero Fernando y la reina María. De estilo art nouveau, Pelisor destaca por su decoración interior, que refleja los gustos de la reina María, con detalles dorados, vitrales y muebles originales. Aunque también estaba cerrado, disfrutamos paseando por los senderos que conectan ambos castillos y admirando el contraste entre estas dos joyas arquitectónicas.
Tras explorar los alrededores de los castillos, emprendimos rumbo hacia Brașov, una encantadora ciudad medieval situada a aproximadamente una hora de Sinaia. El trayecto nos llevó a través de pintorescos pueblos y paisajes de montaña que nos hicieron disfrutar aún más del camino. Llegamos a Brașov por la tarde, justo a tiempo para dar un paseo por su centro histórico antes de instalarnos en nuestro hotel, el Hotel Rainer. Nos enamoramos de la atmósfera tranquila y acogedora de la ciudad, rodeada de montañas y llena de edificios coloridos y calles empedradas.
Este día fue una mezcla perfecta de naturaleza, historia y paisajes de ensueño. Aunque no pudimos entrar en los castillos, la belleza de los exteriores y el camino hacia Brașov hicieron que fuera una jornada inolvidable.
Nuestra jornada comenzó con un desayuno en Brașov. Tras prepararnos, nos dirigimos al famoso Castillo de Bran, a unos 30 minutos de distancia.
El Castillo de Bran, conocido como el "Castillo de Drácula", es uno de los puntos turísticos más icónicos de Rumanía. Aunque la conexión con Vlad Țepeș es más un mito que una realidad histórica, el castillo es impresionante tanto por su arquitectura como por su ubicación sobre una colina. Recorriendo sus estancias, descubrimos una mezcla de mobiliario histórico y exposiciones sobre la figura de Drácula y las leyendas locales. Las vistas desde las ventanas son espectaculares, especialmente con el telón de fondo de las montañas y los bosques cercanos.
Después del Castillo de Bran, nos dirigimos a Râșnov, una ciudadela fortificada situada en una colina cercana. Este lugar, construido en el siglo XIII, era un refugio para los habitantes locales durante los ataques enemigos. Aunque gran parte de la fortaleza está en ruinas, caminar por sus murallas y admirar las vistas panorámicas de los Cárpatos fue una experiencia única.
De vuelta en Brașov, terminamos el día explorando su casco antiguo y disfrutando de una cena en el restaurante Casa Românească, conocido por su cocina tradicional.
Nos levantamos temprano para visitar dos de las iglesias fortificadas más impresionantes de Transilvania: Prejmer y Hărman.
A unos 20 minutos de Brașov, la Iglesia fortificada de Prejmer es una de las mejor conservadas de Rumanía y está catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Construida por los caballeros teutónicos en el siglo XIII, su diseño la convierte en una auténtica fortaleza. Las paredes gruesas, los pasadizos secretos y las pequeñas habitaciones de almacenamiento nos transportaron a una época en la que estas construcciones protegían a los aldeanos de los ataques otomanos.
A solo 10 minutos de Prejmer, visitamos la iglesia de Hărman, otra joya medieval. Menos concurrida que Prejmer, destaca por su campanario y sus frescos bien conservados. Nos encantó pasear por su entorno rural, lleno de tranquilidad.
De vuelta en Brașov, dedicamos el resto del día a recorrer la ciudad. Paseamos por la Plaza del Consejo, admiramos la Iglesia Negra y subimos hasta el Monte Tâmpa para disfrutar de las vistas.
Nos despedimos de Brașov para adentrarnos en el corazón de Transilvania, visitando pequeños pueblos encantadores antes de llegar a Sighișoara.
Nuestra primera parada fue en Viscri, un pequeño pueblo famoso por su iglesia fortificada, también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pasear por sus calles de casas color pastel fue como retroceder en el tiempo. Aunque pequeño, este lugar tiene un encanto especial y es conocido por haber sido visitado por el rey Carlos III del Reino Unido.
A unos 25 minutos de Viscri, llegamos a Saschiz, donde admiramos su torre fortificada y disfrutamos de un breve paseo por el pueblo. Este lugar es menos turístico pero igual de pintoresco, perfecto para una parada tranquila.
Finalmente, llegamos a Sighișoara, considerada una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Nos alojamos en la Pensiunea Gasthaus Alte Post, un lugar encantador y céntrico que nos permitió explorar cómodamente esta joya de Transilvania.
Comenzamos nuestro recorrido por la Torre del Reloj, símbolo de Sighișoara y entrada principal a la ciudadela. Construida en el siglo XIV, esta torre servía como punto de vigilancia y sede del consejo municipal. Su reloj, que aún funciona, está decorado con figuras que representan días de la semana y eventos históricos. Desde su cima, disfrutamos de unas vistas panorámicas impresionantes de la ciudad y los alrededores.
A continuación, paseamos por la famosa Escalera Escolar, construida en el siglo XVII para conectar la ciudad baja con la alta, donde se encuentra la escuela y la iglesia de la colina. Este pasaje cubierto de madera, con 176 escalones, fue diseñado para proteger a los estudiantes y a los feligreses del frío y la nieve durante los inviernos transilvanos. Subir por esta escalera es como adentrarse en un túnel del tiempo, rodeado de un ambiente histórico y misterioso.
Por supuesto, no podíamos dejar de visitar la famosa Casa de Vlad Drácula, el lugar donde, según se cree, nació Vlad Țepeș en 1431. Hoy en día, esta casa alberga un restaurante donde se puede disfrutar de platos tradicionales rumanos a precios muy razonables. Decidimos comer aquí y quedamos gratamente sorprendidos por la calidad de la comida y el ambiente medieval.
Por un pequeño suplemento, puedes subir a una habitación decorada como una atracción draculesca. La habitación recrea el ambiente tétrico asociado con Vlad Țepeș, con luz tenue, música de fondo inquietante y elementos decorativos como ataúdes y figuras de vampiros. Aunque no es un lugar aterrador, añade un toque divertido y temático a la visita, perfecto para los amantes de las leyendas de Drácula.
Durante nuestra estancia en Sighișoara, nos alojamos en la encantadora Pensiunea Gasthaus Alte Post, ubicada en la Plaza Hermann Oberth 38, en pleno corazón de la ciudadela.
Salimos temprano desde Sighișoara en dirección a Sibiu, con una parada estratégica en el camino: el impresionante Museo Astra, un museo al aire libre que nos permitió adentrarnos en la historia rural de Rumanía antes de explorar la ciudad.
Nuestra primera parada del día fue el Astra Museum, un extenso museo al aire libre dedicado a preservar y mostrar la riqueza de la vida tradicional en los pueblos rumanos. Este espacio nos fascinó con su cuidada reconstrucción de molinos, casas típicas y talleres que narran siglos de historia rural. Caminar por sus senderos, rodeados de naturaleza y arquitectura tradicional, fue como viajar en el tiempo.
El museo abre todos los días de 9:00 a 17:00 y es un lugar perfecto para quienes buscan un plan tranquilo, educativo y lleno de autenticidad. Recomendamos reservar al menos dos horas para disfrutarlo con calma.
Tras visitar el museo, llegamos a Sibiu, donde nos esperaba su encantador casco histórico. Esta ciudad, famosa por sus "casas con ojos" en los tejados, es un auténtico tesoro medieval que combina tradición y modernidad. Su importancia como antigua capital de Transilvania en los siglos XVII y XVIII se refleja en la riqueza arquitectónica y cultural de sus calles.
Paseamos por las principales plazas, como la Gran Plaza (Piața Mare) y la Plaza Pequeña (Piața Mică), donde los edificios históricos y las coloridas fachadas crean un ambiente vibrante. También cruzamos el Puente de las Mentiras, un lugar lleno de historias y leyendas que no puedes perderte.
Para finalizar el día, disfrutamos de una cena en el Restaurantul Prima, famoso por sus platos tradicionales. Elegimos la Rulada de porc y el Cordon Blue, que nos encantaron tanto por su sabor como por su precio accesible.
Nos alojamos en el Hotel Marabella, ubicado en el corazón del casco histórico de Sibiu, en Strada Târgul Peștelui Nr. 13. Este hotel ofrece una ubicación inmejorable y todo lo necesario para descansar tras un día lleno de historia y cultura.
Tras descansar en el Hotel Marabella, en el corazón de Sibiu, partimos hacia el Castillo de Corvin (también conocido como el Castillo de Hunyad), una de las joyas góticas más impresionantes de Rumanía. Este icónico castillo, situado a unas dos horas de Sibiu, nos cautivó con su imponente arquitectura, rodeada de un aura de misterio y leyendas.
El Castillo de Corvin, con sus altas torres, puentes levadizos y un patio interior que parece sacado de un cuento de hadas, es uno de los castillos medievales mejor conservados de Europa del Este. Construido en el siglo XV, su diseño gótico se complementa con elementos renacentistas añadidos en siglos posteriores. Este lugar también guarda historias inquietantes, ya que algunas leyendas sugieren que Vlad el Empalador fue encarcelado aquí durante varios años.
La visita al castillo fue una experiencia increíble, recorriendo sus salas decoradas con armaduras y mobiliario de época, mientras nos dejábamos llevar por las historias de caballeros y batallas.
Justo frente al castillo, visitamos un pequeño museo de la tortura que complementa perfectamente el ambiente medieval. Este lugar alberga una colección de instrumentos de tortura utilizados en la Edad Media, desde jaulas colgantes hasta la temida silla de interrogatorios. Aunque impactante, resultó una parada interesante para entender el lado más oscuro de la historia.
Terminamos el día alojándonos en el Hotel Pensiunea Select, cerca de Alba Iulia, un lugar perfecto para descansar tras un día lleno de descubrimientos.
Nos levantamos temprano y, tras el desayuno, visitamos la fortificación de Alba Iulia, una parada que no podía faltar antes de regresar a Cluj Napoca.
Alba Iulia, conocida por su impresionante ciudadela en forma de estrella, es uno de los lugares históricos más importantes de Rumanía. Esta fortificación, construida en el siglo XVIII, combina elementos de arquitectura medieval y barroca, siendo testigo de numerosos eventos clave en la historia del país, incluido el momento en que Rumanía declaró su unión en 1918. Paseamos por sus imponentes murallas, atravesamos las puertas ornamentadas y visitamos la Catedral de la Reunificación, un símbolo del orgullo nacional.
Tras disfrutar de Alba Iulia, continuamos nuestro camino hacia Cluj Napoca, donde llegamos por la tarde. Aprovechamos para visitar algunos lugares que nos quedaron pendientes al inicio del viaje, como la Catedral de la Dormición de la Madre de Dios y el Parque Central Simion Bărnuțiu, donde dimos un tranquilo paseo.
Por la noche, cenamos en el restaurante Casa Maramureșeană, conocido por sus platos típicos como el Pomana Porcului y el goulash, perfectos para despedirnos de Rumanía con un toque local.
Nos alojamos en la Pensiunea Max, situada en el centro de Cluj Napoca, ideal para descansar antes del vuelo. Que fue al día siguiente de madrugada, para volver a Barcelona con la compañía Ryanair.
Rumanía nos dejó fascinados por su diversidad y hospitalidad. Si buscas una combinación de historia, cultura y naturaleza, este país no te decepcionará. ¡Hasta la próxima aventura!