¡Oh, París! Es imposible no suspirar al pensar en la Ciudad de la Luz. La primera vez que puse un pie en esta ciudad, me embargó una mezcla de emoción y maravilla. París tiene ese encanto que no se compara con ninguna otra ciudad en el mundo. Es una ciudad cargada de historia, arte y cultura. Si tienes la suerte de pasar tres días en París, y me permites ser tu guía, te prometo una ruta que te permitirá aprovechar al máximo tu tiempo y visitar los lugares más icónicos, sin prisas, pero tampoco dejando nada atrás. ¡Empezamos con esta ruta de 3 días por París!
En este primer día, vamos a recorrer los monumentos más emblemáticos. El itinerario está pensado para que puedas pasear tranquilamente y disfrutar de la atmósfera parisina sin sentirte agobiado.
No hay mejor manera de empezar tu visita que en la Torre Eiffel, el símbolo por excelencia de París. ¿Recuerdas la primera vez que la viste en una postal? En persona es aún más impresionante. Aunque puede que la hayas visto mil veces en fotos, la experiencia de estar allí es indescriptible.
Consejo personal: Si no quieres hacer largas colas para subir a la Torre, te recomiendo reservar con antelación en la web oficial. Pero si me preguntas, lo más mágico es verla al anochecer, cuando se ilumina cada hora.
Después de la Torre Eiffel, puedes relajarte en los Jardines del Campo de Marte o caminar hacia la explanada del Trocadero, que tiene las mejores vistas para sacar fotos espectaculares. En mi última visita, me quedé un buen rato contemplando el atardecer allí. Es un lugar perfecto para disfrutar de un picnic o simplemente sentarte en uno de sus bancos y observar el bullicio parisino.
A unos 25 minutos caminando o en metro desde la Torre Eiffel, llegas al Arco del Triunfo. Este monumento es un homenaje a los soldados franceses que lucharon en las guerras napoleónicas. Subir al mirador del Arco es una experiencia única, ya que desde arriba tienes una vista panorámica de los Champs-Élysées y de toda la ciudad.
El siguiente punto es un paseo por los famosos Champs-Élysées, una de las avenidas más célebres del mundo. Me encanta caminar por aquí, entre tiendas de lujo, cafés y restaurantes. Si quieres darte un capricho, hay un montón de tiendas de diseñadores, pero también algunas más asequibles para los que buscamos un recuerdo parisino sin romper el bolsillo.
Al final de la tarde, puedes descansar en uno de los cafés y disfrutar de un típico croissant o una copa de vino francés.
Este segundo día lo dedicaremos a la cultura e historia de París, centrándonos en algunos de los museos y monumentos más emblemáticos.
Sin duda, el Museo del Louvre es una parada obligatoria. Es el museo más visitado del mundo y, sinceramente, podría pasarte días explorando sus galerías. Personalmente, me resulta imposible no emocionarme al ver la Mona Lisa o la imponente escultura de la Venus de Milo.
Consejo: Compra las entradas online para evitar las colas. Y, aunque parezca obvio, ¡lleva calzado cómodo! El museo es enorme y te sorprenderá cuánto caminarás.
A la salida del Louvre, te recomiendo dar un paseo por los Jardines de las Tullerías, que están justo al lado. Es un lugar perfecto para descansar, comer algo rápido y disfrutar del aire fresco. En mi caso, me gusta aprovechar este momento para sacar fotos y disfrutar del paisaje.
Aunque la Catedral de Notre-Dame está en proceso de restauración tras el trágico incendio de 2019, sigue siendo uno de los puntos más impresionantes de la ciudad. Su fachada gótica es espectacular, y la plaza frente a ella suele estar llena de artistas callejeros.
Muy cerca de Notre-Dame, en la misma isla, se encuentra la Sainte-Chapelle, una joya del gótico con unos vitrales que te dejarán sin aliento. La primera vez que entré, me quedé boquiabierta; ¡es como estar dentro de una joya de colores!
El último día lo dedicaremos al barrio más bohemio y encantador de París: Montmartre.
Empezamos el día subiendo a la Basílica del Sagrado Corazón. Las vistas desde lo alto de Montmartre son simplemente impresionantes, y la basílica en sí es una maravilla arquitectónica. Me gusta subir las escaleras en lugar de tomar el funicular, pero si estás cansado, ¡el funicular es una excelente opción!
A unos pasos de la basílica está la famosa Place du Tertre, llena de artistas que te ofrecen hacerte un retrato. En mi primera visita me hice uno, ¡y todavía lo guardo con cariño! Este lugar es perfecto para perderse entre callejones, galerías de arte y pequeños cafés.
No puedes irte de Montmartre sin pasar por el icónico Moulin Rouge. Aunque es más famoso por sus espectáculos nocturnos, también es digno de ver durante el día por su historia y el ambiente que lo rodea.
Si aún te queda tiempo en tu itinerario de tres días o simplemente quieres agregar un toque de aventura a tu visita, te recomiendo algunos lugares adicionales que te mostrarán una faceta diferente de París. Aunque no están en la ruta principal, vale la pena desviarse un poco para explorarlos. Estos sitios son perfectos para los curiosos y aquellos que desean descubrir algo más allá de los monumentos más icónicos.
Este es, sin duda, uno de los lugares más fascinantes y, al mismo tiempo, un poco inquietantes de París. Las Catacumbas son un laberinto subterráneo de túneles y galerías llenas de huesos y cráneos humanos. Aunque suene macabro, la historia detrás de este sitio es muy interesante: en el siglo XVIII, los cementerios de París estaban superpoblados, y los restos de más de seis millones de personas fueron trasladados aquí.
En mi caso, recuerdo que las Catacumbas me hicieron reflexionar mucho sobre la historia y la vida en la ciudad. No es una visita para todos, pero si te interesa la historia, la arquitectura subterránea y un toque de misterio, es una experiencia única.
Consejo: Las Catacumbas son muy populares, por lo que te sugiero reservar tus entradas con antelación en línea. No es un lugar apto para claustrofóbicos, ya que los túneles son estrechos y oscuros.
Si te encanta el arte impresionista, no puedes dejar de visitar el Museo de Orsay. Este museo, ubicado en una antigua estación de tren, alberga una de las colecciones más importantes de arte impresionista y postimpresionista del mundo. Aquí podrás admirar obras de artistas como Monet, Van Gogh y Renoir.
Personalmente, este museo me dejó una sensación de calma y admiración. Es mucho menos abrumador que el Louvre, lo que permite disfrutar del arte de una manera más relajada.
Consejo: Aprovecha las visitas nocturnas los jueves, cuando el museo está abierto hasta las 21:45.
Si te fascina la historia y la arquitectura, el Panteón de París es un sitio que te recomiendo fervientemente. Este impresionante edificio neoclásico, situado en el Barrio Latino, es el lugar de descanso final de algunas de las figuras más ilustres de Francia, como Voltaire, Rousseau, Victor Hugo y Marie Curie.
Cuando lo visité, me sorprendió la grandeza de su cúpula y el ambiente solemne que se respira en su interior. Es un lugar que invita a la reflexión y te conecta con la historia intelectual de Francia.
Si estás buscando un ambiente más relajado y moderno, te sugiero que explores el Barrio de Le Marais. Este es uno de mis rincones favoritos de París. Es conocido por sus calles estrechas, sus galerías de arte y sus tiendas de moda. En este barrio, también encontrarás una vibrante comunidad judía y algunos de los mejores restaurantes de comida kosher de la ciudad.
Te recomiendo visitar el Museo Picasso, que se encuentra en una mansión histórica, y luego perderte por sus calles para descubrir tiendas vintage y cafés encantadores. Lo que más disfruto de Le Marais es su mezcla de lo tradicional con lo moderno, y es un lugar perfecto para pasear sin rumbo fijo.
Si tienes un día extra en París, una excursión imprescindible es el Palacio de Versalles. A tan solo 40 minutos en tren desde el centro de la ciudad, este majestuoso palacio te transportará a la época del Rey Sol, Luis XIV. Sus opulentos salones y jardines son una maravilla arquitectónica. El Salón de los Espejos, en particular, es una de las habitaciones más impresionantes que he visto en mi vida.
Recuerdo mi primera visita a Versalles; me quedé sin palabras al ver la escala del palacio y los jardines. Pasar un día entero aquí te permitirá disfrutar de la grandeza de la monarquía francesa en su máximo esplendor.
Consejo: Te recomiendo visitar los jardines al mediodía para ver las fuentes en funcionamiento.
París es una ciudad que, en tres días, puede robarte el corazón y dejarte deseando más. Desde la majestuosidad de la Torre Eiffel y la historia del Arco del Triunfo hasta la riqueza cultural del Louvre y la serenidad de Montmartre, este itinerario abarca los imperdibles de la Ciudad de la Luz de manera realista y accesible. Cada barrio tiene su propio encanto, desde los elegantes Champs-Élysées hasta el bohemio Le Marais. Si tienes tiempo extra, lugares fascinantes como las Catacumbas o el Palacio de Versalles ofrecen una inmersión más profunda en la historia y el misterio de París. Ya sea tu primera visita o la décima, París siempre tiene algo nuevo que ofrecer, un rincón por descubrir o una historia por contar. A través de estos tres días, no solo habrás visto monumentos, sino que habrás sentido el alma vibrante y atemporal de una de las ciudades más hermosas del mundo.