YoViajar

Formentera en 5 días: itinerario relajado para familias con bebés

Escrito por Laia Cardona | 9/01/25 17:08

Formentera siempre ha tenido un lugar especial en mi corazón. Este pequeño paraíso del Mediterráneo, con sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, es perfecto para desconectar del mundo y conectar con la naturaleza. Llevamos dos años visitándola, siempre a finales de mayo o principios de junio, una época ideal para disfrutar de la isla con tranquilidad, ya que el clima es suave y la afluencia de turistas aún no alcanza su punto álgido.

Este año, viajamos con nuestro bebé de 6 meses, y la experiencia fue única. Aquí te comparto nuestra ruta de 5 días en Formentera, adaptada para disfrutar en familia con un pequeño.

@yoviajar 👼🏻 ¿Qué llevar contigo a la playa con un bebé de meses? Que sea paradisíaca tipo Formentera 🏝 😎 #playa #bebe #Formentera #paraiso #paraisotropical #bebestiktoks #playaconbebe #bebeenlaplaya #bebes ♬ BADGYAL - Saiko & JC Reyes & Dei V

 

5 días en Formentera: un viaje en familia con un bebé

Aunque es común visitar Formentera como una excursión de un día desde Ibiza, la verdadera magia de la isla se descubre cuando te tomas el tiempo para explorarla con calma. Pasar un mínimo de 4 o 5 días permite disfrutar de sus playas, rincones escondidos y su atmósfera relajada sin prisas. Formentera, una joya única del Mediterráneo occidental, tiene algo especial en cada esquina, desde sus aguas turquesas hasta sus faros y paisajes salinos. Si estás planeando un viaje, dedicarle unos días completos hará que te enamores aún más de su esencia.

 

Partiendo en barco desde Ibiza hasta Formentera

 

Día 1: Sant Francesc Xavier, Sant Ferran y la Fonda Pepe

Llegamos en ferry desde Ibiza con Baleària (si miras en su web con tiempo siempre hay códigos descuentos para que te salga más barato la ida y vuelta) y, tras alquilar un coche en el puerto de La Savina (siempre lo hacemos en Migjorn Motos Rent, porque es una empresa local con costes asequibles y con seguro incluido), nos dirigimos a nuestra casita en la zona sur, cerca de la playa de Migjorn. Este tipo de alojamiento es ideal para familias, ya que ofrece cocina, terraza y espacio suficiente para moverse con comodidad.

 

Bungalow al lado de la Platja de Migjorn

 

Dedicamos la tarde a explorar Sant Francesc Xavier, el corazón de la isla. Este encantador pueblo tiene un ambiente relajado y está lleno de pequeñas tiendas locales y cafeterías. Paseamos por su plaza principal y visitamos la iglesia blanca que domina el centro, un lugar lleno de historia.

Por la noche, fuimos a Sant Ferran, otro pueblo con mucho encanto. Allí cenamos en la mítica Fonda Pepe, un restaurante que es mucho más que un lugar para comer: es un símbolo de la bohemia de Formentera desde los años 60. Este espacio fue un punto de encuentro para artistas y viajeros en busca de inspiración, y es tan icónico que aparece mencionado en una canción de Antònia Font, mi grupo mallorquín favorito. Su comida casera y su ambiente auténtico lo convierten en una parada obligatoria.

 

Ensalada payesa de Formentera, Fonda Pepe

 

Día 2: Platja de Migjorn y Far de Barbaria

La mañana del segundo día la dedicamos a la Platja de Migjorn, una de las playas más largas de Formentera, que recorre gran parte del sur de la isla. Cada rincón de esta playa tiene su encanto, con arena blanca y aguas cristalinas rodeadas de dunas y pinos. Nosotros optamos por quedarnos cerca de nuestro alojamiento, lo cual fue muy práctico para ir con el bebé.

 

 

Por la tarde, nos dirigimos al Far de Barbaria, el famoso faro que aparece en la película "Lucía y el sexo". El lugar, rodeado de paisajes áridos, transmite una sensación de aislamiento que lo hace especial. Llegamos con tiempo para disfrutar de la puesta de sol, un espectáculo mágico con el Mediterráneo de fondo.

Hice algo que ahora está prohibido, pero que cuando era pequeña sí se podía hacer: bajar a la cueva que hay junto al faro. Una escalera de madera te lleva a un mirador oculto, donde las vistas al mar son impresionantes. Este recuerdo de mi infancia hizo el momento aún más especial.

A la vuelta fuimos a cenar al restaurante Sa Platgeta, que está en primera línea de mar y sobre la arena. Una delicia de comida con las mejores vistas. Además, como el local está en la parte sur de la isla, el clima es más agradable de noche aunque sea primavera.

 

Vistas desde nuestra mesa en el restaurante Sa Platgeta

 

Día 3: Playa de Illetes, Ses Salines y S’Espalmador

El tercer día lo dedicamos a la playa de Illetes, mi favorita de la isla. Llegar hasta las zonas más bonitas requiere un poco de esfuerzo, especialmente con un bebé. Cargamos dos sombrillas, el cochecito Yoyo (indispensable por su practicidad) y el porteo para movernos por los tramos de arena y roca. Tras una caminata algo exigente, encontramos un rincón tranquilo donde pasamos el día entre chapoteos, descansos y la tranquilidad del mar.

 

 

De camino a Illetes, cruzamos el Parque Natural de Ses Salines, con sus estanques de sal que reflejan el cielo, creando paisajes casi mágicos. Algunos de los estanques son de color rosa y crean un ambiente único como de estar en otro planeta, entre el contraste del azul del cielo y el rosa de las salinas.

 

 

También pasamos junto al Estany Pudent, un lago que debe su nombre al olor que desprendía antiguamente debido a las algas y la sal. Hoy, el lugar es un refugio de aves y naturaleza.

Aunque no lo hicimos por ir con el bebé, desde Illetes puedes tomar un barco hacia s’Espalmador, una pequeña isla cercana llena de dunas de arena y aguas cristalinas. Es una experiencia muy recomendable para quienes buscan una aventura más aislada.

 

Día 4: Faro de La Mola y Caló des Mort

Por la mañana visitamos el faro de La Mola, en el extremo este de la isla. Este faro, rodeado de acantilados, es conocido como “el faro del fin del mundo” y ofrece unas vistas impresionantes al mar abierto. Cerca del faro hay un mercadillo artesanal (los días miércoles y domingos) donde compramos recuerdos hechos a mano.

Por la tarde fuimos al Caló des Mort, una cala pequeña y tranquila rodeada de acantilados. Aunque el acceso no es sencillo y tuvimos que cargar al bebé en el porteo, la belleza del lugar compensó el esfuerzo. Pasamos un rato relajándonos en este rincón escondido, disfrutando de las aguas cristalinas y la tranquilidad.

 

Día 5: Cala Saona y despedida

Nuestro último día lo dedicamos a otra de nuestras playas favoritas: Cala Saona, en la costa oeste de la isla. Esta cala, rodeada de acantilados rojizos, tiene un ambiente familiar y tranquilo. Lo que más nos gusta de este lugar son los pequeños embarcaderos de pescadores que bordean la cala, perfectos para sentarse y disfrutar del entorno.

Montamos nuestras sombrillas, y mientras el bebé jugaba bajo la sombra, nosotros aprovechamos para darnos un último baño en el Mediterráneo. Fue el cierre perfecto para nuestra estancia en Formentera.

Por la tarde, regresamos al puerto de La Savina para tomar el ferry de vuelta a Ibiza y luego el avión a Barcelona. Dejamos la isla con la sensación de haber vivido unos días llenos de paz, naturaleza y momentos inolvidables en familia.

 

Consejos prácticos para viajar a Formentera con un bebé

  1. Alojamiento: opta por una casita o apartamento con cocina y terraza en una zona tranquila, como el sur de la isla.
  2. Transporte: alquila un coche, imprescindible para moverte por la isla.
  3. Equipamiento: lleva un cochecito ligero como el Yoyo, perfecto para transportar cosas por la arena, y un porteo para las zonas más complicadas.
  4. Sombrillas y protector solar: esenciales para proteger al bebé en las playas.

 

Reflexión final

Formentera, con su ritmo pausado y su naturaleza bien preservada, es el destino ideal para unas vacaciones en familia. Cada rincón ofrece algo especial, desde sus playas de ensueño hasta sus faros y paisajes salinos. Viajar con un bebé nos hizo redescubrir la isla desde una perspectiva más tranquila, pero igual de emocionante. Si buscas un lugar donde la simplicidad y la belleza se encuentren, Formentera siempre será una apuesta segura.